miércoles, 3 de junio de 2015

Opinión. Procesar o no procesar, esa es la cuestión.

Mientras creaba este blog tuve ciertos problemas con la elaboración de la cabecera del mismo. 
La verdad es que pidiendo opinión en algunos foros sobre el diseño y contenido que aquí podéis encontrar me di cuenta de que la mayoría se referían a la imagen que encabeza el blog ya que no tiene un diseño precisamente modélico. Se trata de una imagen sin demasiada edición y una tipografía de lo más sencilla. La razón es una y solo una: no uso ni sé usar Photoshop.
Al darme cuenta de ello pensé automáticamente que era un buen tema a exponer en alguna entrada. 
Hoy os vengo a hablar de la eterna lucha entre el procesar versus el no procesar. Y lo que es más importante aún: cómo procesar y dónde está el límite de cada cosa.
Es un debate denso con muchos aficionados en ambos bandos con razones y opiniones muy diversas.

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El hecho de procesar una imagen lo definimos como la acción de alterar parámetros de la misma partiendo del resultado que obtenemos directamente de la cámara con la finalidad de mejorarla o modificarla a nuestro gusto. De aquí cabe remarcar que estas modificaciones pueden ser en:
- Ajustes generales: que afectaran a toda la foto que hemos tomado. Por ejemplo cuando subimos la exposición por habernos pasado exponiendo o levantamos las sombras.
- Procesado por zonas: cuando los parámetros se ajustan de diferente modo e intensidad en cada una de las zonas del fotograma. Por ejemplo cuando subimos la saturación pero solo del cielo o aumentamos el contraste de la zona de interés; dejando el resto del fotograma intacto.

Como vemos con ambas definiciones podemos observar que no todo el procesado es igual y que los resultados de ambos pueden ser muy distintos. Pero antes vamos a hablar del procesar o no procesar.
Cogiendo la definición vemos que el procesado parte del "resultado que obtenemos de la cámara" y a partir de ese nosotros podemos o no procesar. Pues bien, aquí tenemos un problema y es que depende del formato en que trabajemos nuestros archivos ya saldrán procesados de la cámara. Es decir, si disparamos en JPG la cámara y su software ya tienen unos ajustes (modificables y distintos entre marcas y modelos) que modificaran la imagen que el sensor ha obtenido. Para los más puristas tener en la cámara una "NITIDEZ +2" ya se considera procesado, pero dejaremos ese punto de vista y pasemos a hablar de los que disparamos mayoritariamente en RAW. Pues bien, incluso los RAW vienen cocinados en algunas cámaras (Fujifilm suele reducir el ruido en RAW nos guste o no). 

El debate en mi enfoque personal viene dado por la intencionalidad del retoque: ¿queremos mejorar aspectos de una toma bien realizada o queremos ocultar errores de técnica?

Me refiero a que con la tecnología actual tenemos una ventaja (o un problema): los sensores cada día aguantan mejor el procesado y son más versátiles en cuanto a no mostrar ruido si subimos las sombras o si exponemos un paso nuestra fotografía original. Sí, todo parece muy positivo, pero cabe recordar que en muchas ocasiones eso nos lleva a que el camarero (o fotógrafo) puede olvidarse de las bases de la fotografía y disparar "de cualquier manera" con la seguridad de pensar : "esto ya lo arreglo yo en casa con el potoshó". Si bien es cierto que muchas veces he dado gracias a Dios (a los del Olympus en mi caso) por poder subir un poco las sombas o por exponer un poco más aquella foto que quise sacar a una ISO demasiado baja, pero eso no justifica que antes de disparar haya de ver qué histograma quedará de la escena que quiero inmortalizar y el procesado, al menos en mi caso, sea un salvavidas o un comodín y no la excusa para no repetir la foto.

En mi opinión es muy distinto querer aumentar la saturación de los colores o mejorar ligeramente el enfoque. Ambos parámetros pueden deberse a la interpretación que hace la lente de la realidad. No todos los objetivos sacan los mismos colores, o sufren de flares que laven la imagen, o les falte un poco de nitidez que con algo de procesado puede mejorar el resultado final.
Muchas veces me he visto obligado a disparar a máxima apertura por falta de luz o por querer aislar el sujeto, viendo que la nitidez en la imagen final se ve algo mermada. Considero, y repito que de forma personal y subjetiva, que subir un poco la nitidez para mejorar el resultado es lícito y aceptable.


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Luego pasamos al COMO procesar.

Antes de nada me gustaría remarcar algo que muchos desconocemos (o desconocíamos hasta hace pocos años): en fotografía química también se procesaba. Aquí un claro y maravilloso ejemplo de la artesanía y dedicación que conllevaba este proceso:

Una edición de Pablo Inirio de la agencia Magnum. Tenéis más ejemplos aquí.

Como podemos comprobar, la cosa no es nueva y ha llovido mucho desde que en los cuartos oscuros se procesaba de distinta forma las diferentes zonas de la fotografía. En algunas ocasiones, como en el ejemplo que tenemos justo encima, se pretendia aumentar las altas luces para aislar al sujeto y aumentar el centro de atención; en otras el proceso es aún más complejo. 

En la actualidad tenemos programas para retocar que se cuentan por cientos. De los más conocidos tenemos de la mano de Adobe tanto Lightroom como Photoshop. Las diferencias entre ambos no son pocas y deberíamos tener claros algunos conceptos:
- Lightroom: no es solo un programa de edición. Este programa se basa en tener un control de todo el flujo de trabajo del fotógrafo: desde importar imágenes para tener una biblioteca, así como editarlas, exportarlas y prepararlas para su impresión o proyección.
- Photoshop: en este caso pasamos directamente al procesado de imágenes como archivos individuales. Las fotos se escogen de cualquier carpeta y no hay una librería como tal. No nos sirve para organizar nuestras fotografías pero sí que cuenta con herramientas de edición que no tenemos en Lightroom como son la edición por capas
Cabe destacar que ambos guardan un archivo con los valores que hemos aplicado a nuestra fotografía original de modo que podemos guardar y mantener intacto el archivo original. En el caso de Lightroom el archivo es de toda nuestra biblioteca (un conjunto de fotos) mientras que en Photoshop genera un archivo por imagen editada. Es por eso que se considera que el procesado no es destructivo sino que siempre podemos partir del archivo original.

Como acabo de exponer, a nivel de edición, la mayor diferencia para mí es la inclusión de retoque por capas que nos ofrece Photoshop. Con esto no quiero decir que no se pueda editar por zonas en Lightroom puesto que sí que tenemos la opción de usar un pincel para parámetros locales, así como filtros degradados y circulares de los que soy poco partidario; dicho sea de paso.



La edición por capas es un arma de doble filo. Como bien he dicho al inicio de esta entrada, no uso ni sé usar Photoshop en profundidad. La razón es que no lo creo conveniente ni lo necesito para lo que hago a nivel de aficionado. Quiero decir que entiendo el uso que tiene Photoshop a nivel profesional y que las utilidades son muy diversas. Por ejemplo, en astrofotografía su uso es muy extendido para poder evitar cierto ruido que aparece en las altas ISOs usando capas para los distintos colores RGB del sensor. Pero en el otro extremo tenemos el uso más libre, anárquico y destructivo: los fotomontajes.


Con el uso de capas y la superposición de éstas podemos obtener una imagen final que poco o nada se parece a la original. Un resultado imposible de lograr sin software. Un producto que se aleja de lo que entiendo por fotografía porque ya no es captar el mundo en un sensor; es modificarlo, deformarlo e idealizarlo para tener algo que nunca veremos con nuestros ojos. Eso es lo que no creo que nunca necesite.

En mi humilde opinión deberían haber términos distintos para ambos procesados. He usado la palabra fotomontaje y en el ejemplo es evidente que se usaron tres fotografías distintas para dar ese resultado, pero en otros casos el resultado puede simular algo más natural y el observador no saber que se encuentra frente a un trabajo en el que el 90% de su tiempo ha sido invertido en alterar la imagen partiendo de un archivo RAW poco trabajado, con un histograma mal optimizado o sin usar filtros que ayuden a tomar una imagen que estamos buscando.

Con esto no quiero infravalorar a los expertos en Photoshop ni decir que no me parezca lícito. Quiero decir que debería ser campos distintos en todos los aspectos: a la hora de valorar una fotografía deberíamos ver de donde ha partido el autor y cuanto de ello es técnica y no tecnología.
Es por eso que con el tiempo en los concursos de mayor prestigio no se pide el JPG si no que se pide que se adjunte también el RAW original para ver qué tipo de procesado lleva la fotografía. Considero que es una buena manera de valorar al buen artesano, a quien sabe usar un conjunto de filtros para no quemar el cielo o polarizar el verde de las hojas en las que se refleja el sol.
Y cuando hablo de artesanía me viene a la cabeza José Benito Ruíz, con el que tanto he aprendido. Un artista que se dedica a tomar fotos espectaculares y se despreocupa del procesado tanto como le sea posible. Juega con filtros, con vaselina, con el vaho y nos sorprende.

4 comentarios:

  1. muy interesante tu exposición sobre el procesado.enorabuena.

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    1. Ayer te comenté pero veo que no se envió.
      Te agradecía la lectura y te animaba a criticar y comentar cuanto quieras. Podemos sacar buenos temas de debate :)

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  2. Muy de acuerdo
    Quizás ya sea hora de adjudicar un nombre e identidad propia a la fotografía "de edición"
    Sin embargo, aun no está claro el límite entre un retoque y otro, ¿quizás la intención? Una cosa es intentar corregir errores (en mayor o menor medida evitables) y que se te vaya de las manos y puede ser que otra cosa diferente es buscar una imágen "irreal" no obtenible de otra forma. Eg. la foto de ejemplo nº3 se podría hacer con doble exposición? si es así, se justifica el retoque?

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    1. De eso mismo hablo. Si haces una toma y la tornas irreal no es fotografía, no es retratar la realidad. Las dobles exposiciones lo mismo. A mí me gustan pero sea como sea cuando mezclas dos o más tomas que no son iguales ya deformas la realidad y está lejos de ser un instante capturado.
      Creo que no importa que sea gracias a la tecnología (imagen 3) o una doble exposición en un carrete de 35mm. En ambas la intencion no es captar lo que ves, es hacer arte, experimentar o expresar algo.
      Lo mismo pasa con el HDR. Si lo haces porque se te pierden las sombras: bien. Si pretendes saturar a tope y forzar contrastes sacados del impresionismo mas vetusto pues la intencion es muy distinta.

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